El abrazo de la nube

Fiesta de colores

En un reino muy lejano, donde las nubes eran suaves como el algodón y los ríos eran de cristal, vivía una pequeña nube llamada Nubi. Nubi era diferente a las otras nubes; siempre deseaba ser más grande para poder abrazar a los niños que jugaban en la tierra. Ella los observaba desde arriba y deseaba poder hacerlos sonreír.

Un día, Nubi decidió que haría todo lo posible para ayudar a los niños. Comenzó a recoger pequeñas gotas de lluvia y las guardó en su interior. Al día siguiente, cuando vio a un grupo de niños jugando en un campo, decidió dejar caer un poco de su lluvia sobre ellos. Los niños miraron hacia arriba y se sorprendieron al ver a Nubi, que se asomaba por el cielo.

"¡Mira, una nube! ¡Está lloviendo!" gritaron los niños mientras bailaban bajo la lluvia. Nubi se sintió feliz al ver sus risas, pero al mismo tiempo, quería darles algo más que solo lluvia. Así que decidió formar un arcoíris en el cielo. Con sus colores brillantes, el arcoíris se extendió por todo el cielo, y los niños lo miraron con asombro.

Nubi escuchó a los niños hablar sobre cuán hermosa era su obra y cómo los colores alegraban su día. Se dio cuenta de que, aunque no podía abrazarlos físicamente, podía hacer que se sintieran felices de otras maneras. A partir de ese día, cada vez que los niños necesitaban alegría, Nubi les enviaba su lluvia y creaba arcoíris.

Nubi también aprendió que a veces, lo más importante no es lo que puedes hacer, sino el amor y la intención detrás de tus acciones. Aunque ella nunca sería una nube gigante, podía hacer mucho con su tamaño y corazón.

Moraleja: La verdadera grandeza se mide por la bondad que compartimos con los demás. A veces, los pequeños actos de amor pueden hacer una gran diferencia en la vida de alguien.